lunes, 12 de marzo de 2018

Dos con diez

Me duele el cuello,
no puedo dormir,
no quiero dormir.

Me da temor que duela el sueño,
la pierna izquierda me tiembla,
son pequeños danzarines
que brincan para no dejarme dormir.

Hace calor,
el perro del vecino de nuevo enloquece,
y estás online.
¿Debería hablarte?
Oh de nuevo me enteré de cosas que no quería saber.

Quiero hacer las paces con el mundo,
con los seres incómodos.
Recuerdo que también hice daño,
tal vez por eso el sueño no viene a mí,
y claro las tres tazas de café.

Me saluda un lector.
De nuevo está la tentación de saber de ti.
Mis dedos me regañan para no buscarte en el navegador.
Intento hacer poesía contemporánea, dudes.

Mi habitación; pequeño infierno.
¿Por qué se van tan temprano?
Estúpido domingo,
ya es lunes, amo los lunes.
A nadie le interesa eso.

Todo el domingo me estuve preguntando
por qué no soy la musa o femme fatale de alguien.
Tal vez ya lo fui y jamás me enteré,
Quiero romperte las bolas.

Programas malos de televisión,
pero no importa porque The Cure me cura.
Y algo me apuñala el corazón,
fui yo, siempre soy yo.
Los abandono desde antes y me creo que ellos lo hicieron.

¿Ya van cuatro veces que voy al baño?

Porque las dos con diez se convirtieron en dos con veintiocho.

Debo dormir. Quiero podar el jardín y ser mejor persona.

Reitero, quiero romperte las bolas.

¿Y por qué no? El corazón, también.

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