viernes, 4 de diciembre de 2009

De nuevo...

Es la tercera vez que abro mi blog, y es que siempre hay una inconformidad de mi parte, pero espero que está sea la última vez que lo cree...
Y es que normalmente no sé que escribir en un blog... pero me he dado ideas y creo que puedo hablar de mi misma.
Hoy fui a Cholulandia... estuve con los chicos de mi salón... avwww la verdad
no me gusta estar mucho con ellos, me dí cuenta ultimamente que sus mentes son muy vacias y algo deprimimentes... pero a la vez me gustaría no ser tan apática...
supongo que debo de cambiar
el punto es que... está genial subir a la pirámide aunque al bajar te da algo de ¿"miedo"?
contaré un pequeño cuento:
En un país algo lejano vivía un principe de cabello rubio cenizo, ojos azulados tornandose conforme a su animo verdes, de piel blanca y una sonrisa divina. Ese principe tenía varios amigos, y todos eran muy especiales para él.
Un día decidió ir con su amiga Anavi a un río mágico que le concedería cualquier deseo, así que se aventuró arrojandose a la fuerte corriente para traer a su hermana que estaba en otra dimensión al reino donde el vivía. Pero la corriente era realmente fuerte así que Anavi tuvo que sacar al pequeño e indefenzo principe que se estaba ahogando. Anavi se asustó muchisímo porque no abría los ojos, así que empezó a llorar, y fue ahí donde el principe empezó a reaccionar, levantó su mano a las mejillas de ella y le secó sus lágrimas.
-Anavi, tú más que nadie sabe que quiero ver a mi hermana conmigo, pero el río es realmente más poderoso que yo... no sé si podre traerla, sábes la extraño muchisímo. -Dijo el principe reincorporandose.
-Usted tenga fé en lo que se proponga y lo conseguirá. -Dijo ella mirando al cielo de una manera muy extraña.
-Gracias. -Sonrió él.
Al día siguiente volvió a intentarlo y de nuevo falló, hasta que un wizard los vió que estaban tratando de cruzar el río.
-Su majestad perdone mi osadía pero... esa no es la manera de pedirle un deseo al río. -Dijo el wizard.
-Habla hechizero y dinos como lo podemos pasar. -Dijo el principe.
-Ese es el problema que usted lo quiere pasar y después pedir el deseo, y no es así... el deseo se debe depedir cuando empieze a tocar el agua hasta que salga de él. -Sonrió amablemente.
-Lo intentaré. -Dijo el principe y empezó a desear con todo su corazón que su hermana fuera liberada de esa dimensión extraña que la atrapó. Y justo cuando salió vió a su hermana sonriendole y estirandole la mano.
El deseo fue cumplido.
Fin.