sábado, 22 de septiembre de 2018

Coquetería fina

¿Te acuerdas cuándo me explicaste el concepto de "coquetería fina"?

Tal vez, los empleaste muy bien conmigo. Porque veo tu foto y se me rompe el corazón. No puedo evitar sentirme enamorada de tu sonrisa y tus ojos tan impíos, enormes y profusos. No puedo contener el llanto que me sofoca, y mucho menos las ganas que tengo de llamarte y decirte que te extraño y que el mundo, es un lugar demasiado aburrido sin ti.

Y es que así han sido estos días que decidí dejar de hablarte, y fingir que no te busco, que no me interesa lo que haces, cuando en realidad, muero de amor.

Claro que me interesas, claro que me duele que ya no quieras seguir con la cosa extraña que intentábamos (o tal vez yo, intentaba) tener. Y es que quisiera hacerle entender a mi corazón que ya no vas a estar nunca más en ese sitio que éste te posicionó. Porque es un lugar que te ganaste, y que no quieres.

A veces cuando pierdes, ganas. Y quisiera que ese premio por haberte "perdido" fuera que estuviera bien, que todo me fuera genial, pero lo cierto es que cada día se hace más difícil respirar y confiar en que lo mejor es seguir. No es tu responsabilidad, ni siquiera es por ti, sólo es la cereza, la punta del iceberg, la gota que derramó el vaso.

Por eso es que escribo tantas cosas que tú desconoces, porque no me animé a decirlas, porque siempre me dió miedo el rechazo, y tal vez siempre tuve razón, y me hago la fuerte y digo pasará, siempre pasa, sólo es un chico más, una persona más.

Pero veo tu foto, tu brillante y maldita foto, y me vuelvo a desmoronar toda enamorada de ti. Y yo no puedo hacer más que escribir y llorar, y sacar todo eso que llevo dentro antes de volver a ir al hospital por un ataque de ansiedad.

No eres mi padre, ni mi madre, ni el amor que yo intento compensar hacía mi misma. No eres nada de eso. No debes de serlo. Pero, siento que algo me hace falta, y no tengo idea de sí alguna vez fuiste tú. Y no hablo de una especie de yin yang o una dualidad metafísica. Porque a veces cuando estaba contigo también me sentía un poquito incompleta, y a veces sola. Sin embargo, había un poco de control y paz.

Ojalá pronto pase, ojalá pueda superar este "enamoramiento". Ojalá se vaya en una hora, o en menos de dos días, porque me duele pensarte, duele en el pecho, hay espasmos, y se supone que no debería, pues cuando te volví a ver después de ese horrendo día, se fue esa sensación.

Esta abstinencia de ketamina, de tú, mi special k, me mata un poco el alma.
Y las dosis que recibo a la distancia me provocan bradicardias.
Linda foto.
Un detalle más de coquetería fina.
Sólo que jamás fue para mí...
jamás lo sera.