sábado, 26 de marzo de 2016

Meh

No estoy feliz con lo que estoy haciendo en mi vida,
te vas y pierdo norte.
¿Qué clase de persona tengo que ser para que veas que estoy para ti?

Estos días, han sido algo agotadores, no he ido a ferrocarriles, trabajo porque de verdad necesito dinero y pagar mis mil y un deudas con el estado y claro con mamá. Me duele el cuello, la espalda, los ojos me arden como si realmente los usara. Sólo me la paso mirando hacia donde debo enfocar mis nuevos proyectos. No he avanzado con la tesis, ni con las investigaciones, ni con mis propios cuentos... soy un desperdicio.

Creí encontrar la paz. Pero no. Sólo descubrí que es otro bache de vacíos sobre vacíos. Aunque realmente me anda yendo "chido".

Supongo que nadie está conforme o a gusto al cien...

es bonita la atención, claro que sí... pero igual, ya no sé si eso me satisface. Mierda.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Hombre prehistórico

Los martes y jueves asisto a un taller de poesía, a veces salen cosas chidas, a veces no. He pensado mucho en renunciar al señor ave solar. A veces creo que necesito dejar ciertas reminiscencias que abundan en mi corazón. A noche creí lograrlo, es más hasta el día de hoy en la tarde... pero no es así. El amor no es una cosa que viene y se va de la nada. Tampoco es como si alguien pudiera llenar los vacíos de lo que nos falta o nos falla como personas.

En fin, mi juventud es nada más un soslayo que me permite ver cuanto le he cagado, y como la sigo cagando. Quisiera simplemente aceptar la cosas y dirigirme a otro punto de partida. Otra ciudad yo que sé. Pero no, me aferro con mis uñas cortas a sentir amor de otras personas como si realmente lo necesitara, y sólo es mi vanidad exaltada.

Así que sin más preámbulos les dejo los dos poemitas sobre mis estados de ánimo, amor, consciencia, y bueno... nuevos comienzos, creo. Es un buen momento en mi vida, eso es todo.

Hombre prehistórico

Amo a un hombre prehistórico
amo sus cabellos infinitos y diáfanos
amo sus fosilizadas arrugas
amo su añeja voz transmutada por los años
amo la distancia de dos décadas de remota diferencia
amo la perpetuidad de sus beso dados en mi profana flor
amo el tiempo que se va lento como un caracol esperando el suicidio
amo la música que aporta a estos diminutos y jóvenes oídos
amo la magnificencia de su etérea sabiduría ancestral
amo a ese hombre libre del universo, amo de la lujuria hecha amor.
Amo, y reitero, amo sus manos que abarcan las montañas de mi cuerpo
amo a un hombre viejo como mismo viento
amo a un ser lleno de de especulaciones y anhelos a la muerte
amo a un hombre pre-his-tó-ri-co
       y no a uno que es, de manera llana,
                  joven como mí,
                             sueño erótico.



Después del cigarrillo en la trémula lluvia

No te amo extraño,
no me puedo aún permitirme ese deseo oblicuo,
no lo puedo hacer después de mi charla interna con las gotas que se dispersan.
No te amo.
No puedo ser tan mentirosa contigo.
No es que cambie de opinión tan volátil como las estaciones,
no puedo aún porque hay tanto de mí que es incierto.
No te amo cuando no puedo ni aceptar que te quiera ya.
No te amo en la penumbra de los sin saberes,
y te pido perdón en la frescura de la lluvia que deja ir todo
y limpia los malos tragos de indecisiones.
No te amo, no sabes quien soy o lo que soy.
Sin embargo, el día que te lo vuelva a decir,
el día en que te tenga en estos flácidos brazos de ninfa regañada por el ave solar,
cuando llegue el momento, te lo diré...
Te restregaré todo el amor que ese día te daré,
te dejaré sin palabras,
te dejaré a la deriva de la luna...
y firmaremos la condena de hacernos todo el daño de una vez.
Y por siempre, lo prometo, te repetiré en tus oídos,
en tus manos, en tu sexo...
que te amo.




miércoles, 2 de marzo de 2016

Al final no somos tan importantes

Hubo una noche en donde salí a beber una cerveza con un amigo. Éste estaba emocionado porque había realizado (después de tanto) su examen profesional. La noche no era fría, las frías estaban en su punto más adecuado para alegrar el ambiente. Entonces él comenzó a platicar sobre lo feliz que se sentía, y lo mucho que le había costado llegar a la conclusión de en realidad nadie es muy importante.

-Luna, cuando dejé de hacerme chaquetas mentales sobre mi vida, sobre las cosas que no he logrado, fue justo en el momento en que recapacité acerca de las pendejadas que he realizado, de ninguna me arrepiento, sin embargo perdemos mucho el tiempo pensando en eso. Entonces fue cuando me liberé, y me dije... "al final no somos tan importantes".

Supongo que tiene razón, en realidad, nadie es tan importante. Sólo estamos ahí, de una manera dinámica, en constante movimiento y con un dejo de cierta perpetuidad. Yo que sé.

Es por esa razón que ya no me pongo tan punki cuando alguien me deja de hablar, de hecho, yo misma me he encerrado en mi mundito de cigarrillos y café, para no saber la mierda que destilan muchas personas de su bocas. Carajo.

No somos tan importantes porque vamos en constante cambio. Porque a veces hacemos cosas malas para justificar buenas acciones, porque no hay un compromiso con lo que hacemos y decimos. No somos para nada importante cuando dañamos con toda la intención de sentirnos importantes.

El valor uno se lo da, el valor no los da en la medida que somos solicitados, en la forma en la que nos dan atención. ¿Qué pestes no?

¿Qué tan soberbio tiene que ser el humano?

¿Qué tan poca cosa somos para necesitar poder?

¿Por qué mejor no nos aceptamos tal cual somos?

Y aún así, tú, querido lector, eres tan importante para mí porque te importa lo que llego a escribir.

Buenas noches.


martes, 1 de marzo de 2016

Empatía


Creemos estar enamorados. 
Creemos tener futuro.

Creemos tantas mentiras.

Creemos que durará.
Creemos que algún día alguien cederá. 




Sé lo que sientes, es por eso que no te ignoro cada vez que me hablas. Sé como se siente la alegría cuando recibes mensajes, cuando alguien te pone atención.Sé como te sientes.

No es es no seas especial, es simplemente cuestión de selección. Tal vez él tiene algo que tú no tienes, tal vez yo tenga algo que él no quiere. No lo sé, y cuando me pongo a pensar en eso, hago una lista de todos mis defectos, y casi siempre ellos vencen a mis virtudes con una gran diferencia.

¿Qué si somos aburridos? Lo dudo mucho, sino por algo dejaríamos de buscarnos o buscarlos o buscar. Sólo no cumplimos todos los requisitos para pertenecer a aquellos deseos.

Hay días en que no sé lo que siento por aquella persona, tú no tienes ni cuatro días de conocerme, y crees ya amarme. ¿Irónico, no? Por él, empecé a sentir algo con sólo ver su espalda en algún bar de aquella gran y ajena ciudad. Tú ni en persona me has mirado.

Las ilusiones compartidas es algo que tal vez nos conecten o que el día de mi cumpleaños sea también el de tu exnovia. Yo qué sé. De hecho, creo que no eres nada cercano a lo que me gusta de una persona. Sólo me agradas, me caes bien.

Y sé que eso duele, porque lo más seguro es que él, sienta lo mismo por mí. Y cómo cada noche, que he pasado después de conocerlo, al final me queda un sabor pequeñito en la boca, sus besos arrojados al hueco de mi corazón, lo extraño.

¿Y tú? ¿Tú que me puedes decir de mí? Si sólo recibes puras negativas cuando intentas ser tóxicamente lindo. Yo no quiero eso, al menos no de ti. Jamás había estado en esta situación... rechazar al chico "bueno".

Pero, chico, siento lo que es tener esa empatía contigo. Sé que es estar enamorado, a la expectativa y en la zozobra que se respira en una fría mañana de invierno. El gélido olor de las hojas inexistentes, porque vivas están, cómo los sentimientos inocuos del supuesto amor que llegamos a profesar.

Sólo no te caigas, no te dejes arrastrar por todos estos sentimientos que son meras ilusiones que se las llevará el viento o algún temblor. Lo que pase primero, tal vez, sólo estoy ahí para reafirmar tu existencia como alguien que aún tiene sentimientos, alguien que quiere amar. Pero él, él sigue en mi cabeza.

No te conviene estar interesado en alguien como yo, en alguien que es banal, y que se fija en que tengan cabello largo, en que tengan la capacidad para poder encontrar la belleza en algo tan complejo cómo los sonidos estridentes, en alguien que le gusta imaginarse con ellos en algún viaje hacia el fin del mundo. No soy para ti.

Y él, carajo, no es para mí.