martes, 22 de marzo de 2011

BLA BLA BLA!

¿Te has dado cuenta del daño que me haces?
Claro, obviamente ni siquiera te das cuenta de cuando pienso en ti, ni porque estoy viendo tu estúpida posición de rockstar... y me vienes con esos cuentos de ¿qué te pasa? ¿estás bien? cuando vez mis lágrimas salir. Pero bien, mientras tu te medio revolcabas con ella, yo estaba en una pena incandencente por saber si seguías vivo, cariño, mi sexto sentido no me falla, sentía que algo malo pasaba.

¿Se ha dado cuenta ella de que me lastima?
Tu dices que no, que ni siquiera sabe que existo, pero, pero... como ignorarle cuando responde todas mis buenas acciones, es por eso que ni una nota te dejo.

¿Me he dado cuenta de lo mucho que duele?
No, puesto que sigo como idiota creyendote, creyendo en que soy la única, cuando esta ella, aquella chica la cual le diste primero tu amor, pero oye cariño... yo fui la que sin saberlo te sacó de tu pozo para que después ella te volviera a lanzar... pero claro, jamás lo entenderás hasta que de nuevo me hagas llorar.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Amo el sonido de cuando caminas

Y estaba sentado frente a ti, esperando que te dieras la vuelta y te levantaras lentamente para saborear la despedida del día de hoy.

Hemos estado concientes de lo enamorados que estamos uno del otro, pues lo veo cada vez que vienes con esa minuciosidad tan nerviosa que te ha caracterizado. Tus ojos son como dos grandes platos los cuales abres mucho cuando estás frente a mi cara. La sonrisa se te hace brillante, incluso tu postura cambia... ¿sabes lo maniaco que vuelves a las personas con tus pasos?

Tenía tu cabello en mis manos, lo estaba peinando así como tu misma me enseñaste, era de color rubio cenizo, tu sabes que era como tocar plata, ya que a nadie más dejabas hacerlo, pero oh nena... lo que más me gusta es oir cuando caminas.

No importa a donde vayas, tu sabes que yo te seguiré amo el sonido de cuando caminas.

Entonces te levantaste... empezaste a caminar, uno, dos, uno, dos, tres... te detuviste. Volteaste, me miraste de la manera más mortifera como nadie lo ha hecho. Tus manos estaban inquietas, tu postura diferente... era el fin de escuchar de cerca tus pasos.

No era una despedida cualquiera, era el fin de nuestro camino. Me dijiste adiós, y sin más ni menos, caminaste... pero jamás dejé de amar tu caminar.

martes, 8 de marzo de 2011

Así pues...

Estoy sentada de nuevo frente a la maquina fría pero llena de cosas que a mi parecer eran cálidas. Extraño aquella soledad que me aportaba mi habitación, muchas veces he pensado en volver a acomodarla como estaba en aquellos días donde mi tristeza era lo más maravilloso que podría tener... eso y mi tabaco en la azotea.

Pero bueno, estoy en la habitación de dos pequeñas bestias subdesarrolladas... las cuales con su escándalo me vuelven paulatinamente loca, y es esa locura la cual tienes ganas de aniquilar a alguien. Me provoca agarrar sus cuellos y ahorcar hasta callar aquellas risas infantiles... pues eso son, infantes.

Así pues, de nuevo me veran escribiendo en el blog... ya que de nuevo hay mucho por escribir.