miércoles, 25 de junio de 2014

Hipo-Campo

La nena veía sus pies. Los pies de la chica son huesudos, pálidos, delgados. Sus dedos son graciosos pues parecen escaleritas. Los pies de la nena son muy especiales, y no es por su fétido olor a queso parmesano. Sino que sus pies la llevan a los lugares más mágnificos de este mundo.

Sin embargo, la historia de la vida de la nena puede esperar. Es más se podría dejar en el plano más alejado del universo. Lo verdaderamente importante son sus pies. Aquellos huesuditos llenos de cayos por tanto caminar y bailar.

Los pies, como cualquiera ha de saber, es la parte más fundamental del ser humano. Bueno, tal vez no sea la única, pero si es importante en la medida en la que te ayuda a descubrir distancias que jamás uno pensó haber recorrido. Aparte de ser el soporte del cuerpo, también son excelentes compañeros en las tardes calurosas de Verano sobre todo si uno trata de refrescarse.

Los pies de la nena tienen nombre. Uno se llama Hipo y el otro Campo. Entonces si se pudiera decir algo súper característico de Hipo-Campo es que en realidad siempre están fríos. Sin embargo, eso no significa que no sientan o que no tengan sentido alguno. A veces sucede que estos simpáticos pies son demasiados alocados, y otras veces un tanto histéricos. Son buenos pies... ya que siempre caminan sin importar el agua, o la adversidad, o si ya están cansados. Los pies de ella siempre están dispuestos a sacrificar la comodidad para lucir bonitos. O sacrifican la vanidad para estar comodos.

Lamentablemente el día de hoy Campo se dañó en un brinquito de esos que la nena acostumbra a dar. Y aparte de eso la nena de nuevo volvió a cortarse mal las uñas y el dedito meñiqué lastimó al anular. Campo estaba triste e Hipo trató de consolarlo dandole palmaditas cómo sólo los pies saben. El humor de Hipo empeoró y estaba rojito porque de tantas palmaditas de Campo le provocó una alergia.

¡Qué gran tragedia!

La nena no aguantaba la urticaria así que tuvo que actuar con Hipo-Campo para calmarlos, ya que Campo se había ofendido y en vez de guardar la compostura hizo un gran berrinche de hongos en las uñas. Y la nena habló.

-Pies ingratos, deberían estar agradecidos, sé que no soy la mejor dueña de todas, pero si les puse Hipo-Campo fue en honor a esos bonitos animalitos que no tienen piececitos.

Los pies sintieron tanta pena que se reconciliaron dejando atrás todas sus dolencias, y sino fue atrás, al menos fueron en esos horribles zapatos que la nena por gracia de Neptuno tiró.


viernes, 6 de junio de 2014

Tonight, tonight

-Esta noche, esta noche será. -Dijo él mirándola de manera fija, como cuando se mira algo maravilloso en la lejanía de los rayos estelares, sus expresiones tenían un toque de asombro, dulzura y coquetería.

Ellos no tenían mucho de volverse a encontrar. Y cuándo sucedió, fue el acontecimiento más importante en sus crecientes vidas. No eran extraños, pero tampoco eran confidentes. Eran ellos. No se les puede poner etiqueta alguna, pues en lo distante de sus caminos un día se unieron.

A veces era sólo una cuestión de creer. Ella estaba totalmente descompuesta, cómo un reloj. A veces caminaba, y en otras ocasiones se quedaba estancada en un abismo temporal. Los engranes de su terco corazón avanzaban en sincronía conforme a algo que no va en sintonía, conforme a algo que de vez en cuándo mira a lo sublime pero no lo aborda, avanzaba o se detenía conforme a su dolor.

Él, por su parte, era como una nave espacial, sí, efectivamente como esas que se ven en el cielo. Tan grande, imponente, pero de tan difícil acceso. Y cuándo avanzaba lo hacía en distancias muy largas, pero siempre distante, y a pesar de su imponente y gran presencia sólo los verdaderos expertos en el tema lo lograban ver y estudiar. A veces acercarse, pero abordarlo, jamás. Él no confiaba en nadie más que en las estrellas. Como ella.

Pero la magia surgió en un día lluvioso, esos que en cierta instancia limpian y renuevan momentos, accesorios, calles, lugares, y personas. Por un momento él quizo tomarla de la mano, y con un acto tan simple él le demostraría a aquella chica de cabellos rebeldes, lo que el creer en algo puede lograr, lo que en un momento tan vano y tan escaso de sentido en un instante se puede volver el mejor día del universo. Él con su mano sencillamente le enseñaría a volver a amar.

Y así fue.

Y así es.

-En definivitva, será esta noche. -Reafirmó con entusiasmo denotado por sus claros ojos saltones.

La chica bajó del auto y corrió hacía él. Se detuvo un momento, él estaba a contra luz y sólo se podía ver su espalda, aquella tan fuerte y delgada. Volvió a aproximarse con mayor entusiasmo, él se volteó, se quitó los anteojos para verla de cerca, la tomó por la cintura atrayendola hacia él, sus miradas se perdían en la inmensidad de lo mesurable, se sonrieron mutuamente, ella escondiendo su sonrisa volteando a diestra y siniestra, por lo tanto él la tomó por la barbilla mostrándo aquella tan pura y magnifica sonrisa de niño sorprendido.

Ella era fantasía desterrada del mar y él era maravilla dispersa del universo, porque llanamente esta noche es.