martes, 11 de noviembre de 2014

Taxista


Cada día tiene su toque extraño o incluso alternativo, tiene su magia y su contraste, a veces me enfrento a situaciones muy particulares y otras veces, combato con momentos llenos de un realismo cotidiano solemne que me hace pensar que podría morir en la perplejidad del vacío.

No obstante, eso no significa que no disfrute cada día, y lo digo de una manera bastante seria. ya que a pesar de que se me corte la crema de Chaya, un extraño me hable en el camión con intenciones de otra índole y se me meta agua en el zapato. Siempre, siempre habrá algo mágico registrado en la memoria de mis días, en la esencia de mi vida.

Hoy me tocó conocer a un taxista, que por increíble que parezca, está de acuerdo y satisfecho con las innovaciones en infraestructura urbana de mi queridísimo gobernador. Escuché su punto de vista, pues hablaba con fundamentos basados en su experiencia de vida.

Tal vez difiera mucho en temas sobre la modernización, porque tengo la firme convicción de que existe una belleza en lo antiguo. Hablamos sobre las obras públicas, ques qué el concreto hidráulico, que los puentes con lucecitas de antro gay, que el metrobús, que la seguridad, que los parquecitos, que otros países, ques que la chingada...

Creo que es hora de dejar de aparentar ser algo que no somos. Pero bueno, no tiene mucho que escuché el poblano no tiene ni identidad musical... y honestamente me importa un comino si en nuestro contexto pipope uno debe ser metalero o en dado caso reguetonero, creo que de los males ese es el menor. Afirmo que la razón por la cual escuché todo el argumento del buen taxista fue por la ferviente fidelidad en su opinión, la seguridad con que lo decía, y lo más importante, porque que para él esa era la verdad.

Y si de verdades empezamos a escribir, quisiera decir que en lo partícular estoy sumamente cansada, harta y fastidiada de la situación política del país. Pienso que en cierta instancia estamos podridos, y que México es el país exótico en dónde uno puede pretender ser lo que no es, porque si de algo estoy segura es que seguimos tendiendo a seguir modas estúpidas en vez de defender lo que pertenece a esta tierra.

El tema de la identidad del mexicano es una controversia que siempre me ha llamado la atención, y hoy puedo asegurar que todos los problemas políticos y sociales a los cuales nos enfrentamos es por no saber qué carajos somos, y por consiguiente el no saber a dónde demonios ir.

El taxista me dejó en la puerta de mi casa, le desee una buena noche, y él me deseó que ojalá pudiera conocer más allá del charco. Me quedé pensando en que hay un mundo entero por descubrir pero no sin antes de ser consciente de que esta mágica tierra tiene que volver a resurgir.