domingo, 31 de diciembre de 2017

201

Esta es la entrada número 201 que publico. ¿Son poquitas, no?

Sin embargo, en mi cabeza he escrito muchas más historias, a veces uno puede sacar su computadora y comenzar a plasmarlas y otras sólo se quedan en la invención.

Hoy es la última entrada de este año, por los que me pudieron leer y seguir como los más fieles de mis lectores se habrán dado cuenta que pasé por mucho.

Muchas aventuras se contaron este año, pues en mi vida personal la situación real es un reverendo caos.

Hay ocasiones en que me cuesta dormir, así que me pongo a escribir para que todo eso feo que viví en el día de alguna u otra manera se vayan, no siempre funciona, sin embargo, también es divertido imaginar nuevas posibilidades.

-Esperen debo ir a tomar la medicina-

-Ya volví, me dio la enfermedad más pendeja del mundo, todo por aguantarme la pipí-

Pocas veces hago recuento de mi año, realmente no me gusta pensar mucho en esas cosas, lo vivido, ya está y se supone que nada ni nadie puede cambiar eso.

Mi año empezó con lágrimas.

Con muchas pinches lágrimas, por babosa.

Darse cuenta de que hay que alejarse de personas es muy doloroso, uno intenta hacerse medio wey, como para alivianar la cosa. Pero no sirve mucho que digamos, acaba mal.

Pensé que podría hacer una especie de borrón y cuenta nueva, y todo iba acomodandose de manera efectiva, los primeros días había ido a D.F. y había conocido a gente bien bonita y chida. Y pues nah, siempre hay que cagarla porque sino uno no es feliz, o simplemente porque uno es pendejo.

¿La Tesis? Bien, gracias. La abandoné.

Como abandoné a varias personas este año, y al parecer, lo peor viene en unos días. Entonces es ahí en donde me doy cuenta que no se trata de decir "en este año culero, me pasó esto y el otro". No es cuestión de una fecha o de un tiempo determinado, es más algo así como saber en que lugar estás situado.

Yo aún no lo sé, y hace unas semanas me parecía una idiotez saberlo. Ahora de verdad quiero saber cuál es mi lugar en el mundo, o al menos en mi propia existencia.

También me ha ido bien groove.

Pude ver a dos de mis bandas favoritas en el mundo.

Levanté con ayuda de mis amigos una revista de gente que está interesada en el arte y lo hace con mucho amor.

Además creí haberme enamorado como unas cuatro veces. O tal vez más, lo cagado, o lo triste o lo no sé qué... es que de nuevo me doy cuenta que el querer a alguien me hace una persona muy solitaria.

Lo conocí y me enamoré como una adolescente. Así me siento cuando, de vez en vez coincidíamos, como alguien primerizo y lleno de emociones efervescentes... como siempre, dirían los que me conocen. Pero no, esta vez había algo diferente.

Él tiene el poder de quebrarme como persona.

So anyway.

Ahora también hago una suma reflexión de todo lo realmente cool, groove, chido, bueno, y bonito que viví.

Conocí a gente preciosa como Richie, Tides, Salvi, Ser, Lex, Ahijado, Bro Jah, la gente cool del encuentro de Xalapa, la gente cool de Libres, de D.F., de cualquier sitio que pude recorrer este año.

No sólo eso, también me acerqué un poco más a mi familia. Estuvo bien. Ahora entiendo otros aspectos que tal vez antes me parecían ridículos.

Pff... muchas cosas, y también me doy cuenta que mi propia memoria me hace trampas, hay muchas cosas que no recuerdo y que bueno, porque la mayoría son memorias tristes.

Y ahora, pues ahora, estoy hasta la península del país en donde vivo, muriendo de ganas de ir a Belice y cantar "de qué me sirve salir, de esta inmensa ciudad, si de quien pretendo huir seguirá dentro de mí". Ok no.

Pero sí, es cierto que estoy en un punto muy final de mi propio territorio, en cercanía con el mar, el bello e inhóspito. Me gusta quedarme a ver la puesta de sol e imaginar lo que él está pensando. Creo que eso jamás cambiaré.

Hahahaha.

Feliz año.

Ojalá que este año termine con muchas risas.

Aunque sea por babosa, pero riendo.

jueves, 21 de diciembre de 2017

Cartas al querido señor lector (9 de 14)


Quisiera poder empezar esta carta de la manera más dulce, más tranquila, más tierna, pues así me enamoré de ti, así sentí que podría hacer bailar mis letras al compás de tu risa. 

¿Te he dicho que lo más bonito de ti es tu risa? Bueno, si no lo hice fue por ser un texto tan aletargado y despistado, un escrito que se dejó llevar por la primera vez que te vio. 

Nuestras primeras lecturas fueron extrañas y tergiversadas, malos entendidos, falta de información, y en su mayoría muchos sin sentidos. De la nada usted se evaporó como el agua en el desierto. 

Y llegaste, bajaste de un sitio de donde jamás creí llegar entre mis párvulas líneas. Me leíste, viste lo irrepetible que podría llegar a ser. Y sí, ese fue mi error, dejarme leer por completo, sin secciones prohibidas, y no solo mostrarme a ti, dejé que me leyeran otras personas importantes en tu existencia. 

No sólo me enamoré de ti, no sólo quise negarme ante ese hecho, también quise quedarme en tus ojos, ser parte de la historia de tu vida. Amalgamar los cuentos que hay en mis páginas con la tristeza que has recorrido, quise cuidarte, protegerte, ser eso que siempre quisiste. Y de verdad intenté, lo hice. Juro que estaba dispuesta a renunciarme como un diáfano escrito y ser una vez más algo de alguien.

Me asusté. 

De las letras que tanto he preservado salió chorreando la tinta, y me di cuenta de que no podía mentir. 

Dejaría de ser un texto, escrito, discurso, algo sincero. Y no puedo darme ya ese lujo, ya no quiero volver a rebuscarme entre una biblioteca llena de libros viejos y polvosos. 

Leíste la verdad, bueno, parte de ella, porque lo demás es un fragmento de otro lugar y otro momento que jamás te perteneció. 

Querido señor lector, lamento tanto haberme ido, haberme escogido, y a la vez no. Quisiste recuperarme, quisiste y te desesperaste, lanzaste significados negativos a mi vaga lexicología. De nuevo las hojas estaban regadas. 

Y sé que nuestra historia ya acabó. Me lo dice tu silencio, tu nula lectura. Y mis reproches son sólo el reflejo de algo que insiste en perdurar. No me lo tome a mal, lector, yo le quiero y le quiero bien, pero jamás podré aceptar el hecho de que usted no ame lo que ahora soy. 

El dolor de que lea otros libros es imparable, no está en mi control su vida, ni sus decisiones. Yo sólo quiero verle mejor, sonriente. Como cuando me enamoré de usted.

Cada vez que mis líneas viajan a un lugar libre
huyen mis palabras
imaginando nuevos paraísos.

Bailará la luna y el corazón de ellos 
orbitará en un mundano
olvido. 


-El ocho tiene un significado que nadie entendería, es por eso que aún no puedo escribirla, esa carta aún no se ha abierto y teme ser descubierta-

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Criptonita

Hay tanto que quisiera escribirte, contarte, hacerte ver, bailarte, actuar y hasta cantarte. Hay mucho que quiero mostrarte, hay un millón de comentarios que nadie le interesa que sólo a ti quisiera comentar. Sin embargo, ya no hay más de eso.

Ya no hay más escapadas justo a la hora mágica, ni pretextos bobos para verte, tampoco ya no hay una molesta sensación causada por los nervios a que llegue un mensaje tuyo. Y mucho menos un correo.

No hay nada de eso.

Y a veces, parecer ser, que jamás debió haber existido eso. Tal vez por eso pasaste inadvertido en mi vida. Sí, seguro era eso. Seguro el propio destino o hado mágico de la vida y catástrofes me cuidaba hasta que se hartó de mí.

Antes de conocerte, me sentía como una súper chica, como esa canción de Kakkmaddafakka, "superwoman". Por eso es que desde el principio te nombré Criptonita. Eres peligro, tóxico, dañino, malo para la salud y también para enfrentar la verdad.

Y la verdad es que no estoy molesta. ni enojada, estoy triste.

Pero eso no lo sabrás, porque yo sé que nada de eso te importa.

Así que simplemente escribiré, escribiré, y volveré a escribir lo que siempre quise contarte. Es complicado porque no hay respuesta. La puedo imaginar, y es una muy simple. Ni siquiera es una palabra o interjección. Es algo así como una mueca. La veo en este momento, tus labios yéndose para bajo, tus ojos de gato bodeguero entrecerrados, tus hombros hacia arriba. Sí, de nuevo apareció en mi cabeza.

Me cuesta un poco ordenar las ideas, pues hay toda una lista entera de cosas por recitar, por ejemplo, el lunes pasé por unas calles del centro del Defecable, y vi unas calcetas de unos reptiles que son como súper héroes, y tú ya sabes quienes son, y pensé en ti, y en llevártelas y luego recordé que ya no te hablo. Sé que te hubieran gustado.

Hace rato recordaba de la última vez que me quedé en tu guarida, había momentos en donde sentía que ya no te agradaba mi compañía, de hecho todo el tiempo que te vi, sentía eso. Siempre lo sentí. Nunca existió como esa confianza... para que te creyera, y que bueno que no lo hice, si así dolió, si así se rompió lo que tengo de músculo latente, realmente, no sé como hubiera quedado. Pero ese es mi dramatismo charlando otra vez.

Sí, siento que me rompí un poco, me quebré como persona. Ahora estoy más convencida de que no ha llegado nadie que me llegue a los taloncitos, pero tampoco yo le llego a alguien.

No quiero migajitas, no quiero quedarme y conformarme con lo primero "estable" que se presente. Carajo, tú, tú, tú.... maldita Criptonita, en verdad me gustabas.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Cartas al querido señor lector (7 de 14)

Tengo que admitir que fui un texto que le gustó ser transgredido. Creí que esta era también una forma de amar, de sentir que realmente me deseaban. Pero no es así, y jamás debió haber sido así.

Permití que hilvanaras con tu tinta el rostro que me formé para tu comodidad, a bien sabiendas de que yo soy palabras, y más palabras. Intenté, de verdad lo hice, complacerte a ti, querido lector, de cualquier manera posible.

Creo que jamás lo logré, creo que te gustaba lo que aparento ser, pues sí, de echo soy un artilugio interesante ¿qué clase de texto se enamora de su lector? ¿qué clase de ser hace esta gran intromisión? ¿por qué? Pero nada más fue eso. Lo demás no te gustó.

Demandé mucho tiempo, mucha atención, mucho de ti, pues sentía que tú eras todo lo que yo necesitaba para pertenecer a algún sitio, para ser parte de algo, de alguien, de ti.

Ahora eres muy feliz, estás con alguien que seguramente es todo lo que siempre anhelaste, seguro no te hizo llorar en el primer te amo, seguro jamás lo hará.

Tú representabas aquel océano de diamantes en el que siempre quise nadar, sin embargo, sabes que es imposible para mí. No soy un objeto que se pueda mojar, y es por eso que cada vez que llorabas una parte de mí se deshacía. No lo quisiste ver, ¿para qué? Para ti soy el guión melodramático.

Pero ya pasó. Yo también di golpes bajos, te escribí de antiguos lectores, de antiguos seres que alguna vez pasaron por estas líneas. Me parece, que jamás perdonaste eso.

Este va para ti, porque a pesar de que quise volver a confiar en ti, ya no pude, sólo te mostraba aquellas partes, las cuales solo podrían darte "una vida tranquila".

Robaste el
orgullo de alguien que
besa a las letras,
estás ahí, estuviste ahí,
rondaste por aquellas páginas
todo lo que tuve, te lo di, hasta mi maldita
originalidad.

martes, 12 de diciembre de 2017

Cartas al querido señor lector (6 de 14)

Tenía algo muy importante que contarle, sin embargo de vez en cuando me pesa existir.

Que tenga una gran vida.

QUE LE VAYA MUY BIEN.

Que sea feliz.

Que tenga muchos lectorcitos y lectorcitas.

Que todo aquello extraño, raro, feo y lleno de dramatismo se vaya.

Ahora tienes la gran vida que siempre quisiste,
eres algo, eres alguien, eres todo.

Y sí, me equivoqué, todo por querer condenarte a una vida en donde la nada sea la huella de tu existencia.

Querido señor lector, usted tiene tantas caras, tiene tantas rotulas que no sé por dónde empezar,
es cierto que ya no le extraño,
que ya no pienso en usted,
pero aún así, cada vez que su rostro se asoma por estas letritas,
las hojas brincan, haciéndose un huequito casi imperceptible para la vista humana.
(Para su maldita y fastidiosa vista).

Lo he visto todo,
he visto como se viste, como camina, cómo es su nuevo estilo y hacía dónde va.

¿Ya no está tan perdido, verdad?

¿Ya llegó la paz?

De usted no he querido saber nada, no he querido asomarme mucho a ver en lo que se ha convertido, de vez en cuando me convierto en una lectora, hoy lo fui, hace unos momentos y vi los vestigios de un amor pretencioso, está bien, es el ego lastimado el que habla, el que escribe y el que se dirige a un desconocido usted.

¿Le sirvieron los euros?

Ya no quiero ser parte de este guión, ya no quiero que usted irrite y que se vuelva en inspiración para un estúpido ser prosopopeya.

Lo he visto, lo he perseguido, y quisiera leerlo, quisiera registrar cada maldito milisegundo de su maldita miliexistencia, para borrarlo, para matarlo, para que sea cierto el jamás.

¿Aún hay incendios de nieve?

Querido señor lector, muérase.
Por favor, hágalo.
Salga de estas grafías,
salga de esta distopia,
salga ya.
Vayase.

No quiero volverlo a ver o rondar en este modo epistolar.

-Sin embargo, es el principio del fin-

Olvidaré
mis demonios
antes de que usted me los
recuerde.