lunes, 13 de septiembre de 2010

Vector

Y la jodida desesperación llega cuando entro a mi casa, no sé como demonios se logra eso, tal vez sea por el ruido que desbordan mis hermanos al ver que ya llegué, o el olor a comida que desprende la estufa... o simplemente es que siento que es como una prisión, entonces rezo para que pronto sea mañana y pueda salir a ver el resplandeciente o nublado día.

Como cualquier chica... puedo asimilar muchas cosas, como que el cabello de la nada se me caiga, que mis ojos estén irritados por el sol, o que mi ropa ni convine... son pequeñeces absurdas en pocas palabras algo vanal. Pero hey querido mio... lo que siento aquí en este lado de mi cuerpo, es una sensación extraña que podría ser que incluso ya la había sentido o eso creí, pero no, simplemente es único en este momento.

Estamos en nuestra rueda de la fortuna, ahorita hasta arriba y como en la feria que te dejan como unos dos minutos allá para ver todo el horizonte... el amplio grande horizonte. Pero en vez de eso nos vemos a los ojos y nos quedamos enredados en un sentimiento. Embriagándonos de tanta dulzura que nuestros besos pueden desprender... no vemos nada más, sólo existimos tu y yo... y aunque sean dos minutos... en nuestro tiempo parece ser toda la eternidad...

Todo estará bien... todo deberá seguir su propio y mismo ritmo... su aceleración... siempre va ser mientras haya un vector al cual desplazar... tu sabes a lo que me refiero.