martes, 11 de noviembre de 2014

Taxista


Cada día tiene su toque extraño o incluso alternativo, tiene su magia y su contraste, a veces me enfrento a situaciones muy particulares y otras veces, combato con momentos llenos de un realismo cotidiano solemne que me hace pensar que podría morir en la perplejidad del vacío.

No obstante, eso no significa que no disfrute cada día, y lo digo de una manera bastante seria. ya que a pesar de que se me corte la crema de Chaya, un extraño me hable en el camión con intenciones de otra índole y se me meta agua en el zapato. Siempre, siempre habrá algo mágico registrado en la memoria de mis días, en la esencia de mi vida.

Hoy me tocó conocer a un taxista, que por increíble que parezca, está de acuerdo y satisfecho con las innovaciones en infraestructura urbana de mi queridísimo gobernador. Escuché su punto de vista, pues hablaba con fundamentos basados en su experiencia de vida.

Tal vez difiera mucho en temas sobre la modernización, porque tengo la firme convicción de que existe una belleza en lo antiguo. Hablamos sobre las obras públicas, ques qué el concreto hidráulico, que los puentes con lucecitas de antro gay, que el metrobús, que la seguridad, que los parquecitos, que otros países, ques que la chingada...

Creo que es hora de dejar de aparentar ser algo que no somos. Pero bueno, no tiene mucho que escuché el poblano no tiene ni identidad musical... y honestamente me importa un comino si en nuestro contexto pipope uno debe ser metalero o en dado caso reguetonero, creo que de los males ese es el menor. Afirmo que la razón por la cual escuché todo el argumento del buen taxista fue por la ferviente fidelidad en su opinión, la seguridad con que lo decía, y lo más importante, porque que para él esa era la verdad.

Y si de verdades empezamos a escribir, quisiera decir que en lo partícular estoy sumamente cansada, harta y fastidiada de la situación política del país. Pienso que en cierta instancia estamos podridos, y que México es el país exótico en dónde uno puede pretender ser lo que no es, porque si de algo estoy segura es que seguimos tendiendo a seguir modas estúpidas en vez de defender lo que pertenece a esta tierra.

El tema de la identidad del mexicano es una controversia que siempre me ha llamado la atención, y hoy puedo asegurar que todos los problemas políticos y sociales a los cuales nos enfrentamos es por no saber qué carajos somos, y por consiguiente el no saber a dónde demonios ir.

El taxista me dejó en la puerta de mi casa, le desee una buena noche, y él me deseó que ojalá pudiera conocer más allá del charco. Me quedé pensando en que hay un mundo entero por descubrir pero no sin antes de ser consciente de que esta mágica tierra tiene que volver a resurgir.

viernes, 4 de julio de 2014

Él

De él podría contar que en realidad no lo conozco mucho, apesar de que somos amigos desde hace un lustro. No tiene mucho que descubrí que sus pies son los más bonitos del mundo, o que con su sonrisa todos mis pesares desvanecen en conjunto con el aire. No tenía ni la más remota idea de que le teme a los peces o que su color favorito es el rojo y que ama  con locura y alevosía a esta chica.

Pues él es la maravilla y la magia de los cuentos de hadas.

Él con su sonrisa.

Él con su voz.

Él en sintonía con el viento.

Él y el tiempo.

Él... sólo, él.

miércoles, 25 de junio de 2014

Hipo-Campo

La nena veía sus pies. Los pies de la chica son huesudos, pálidos, delgados. Sus dedos son graciosos pues parecen escaleritas. Los pies de la nena son muy especiales, y no es por su fétido olor a queso parmesano. Sino que sus pies la llevan a los lugares más mágnificos de este mundo.

Sin embargo, la historia de la vida de la nena puede esperar. Es más se podría dejar en el plano más alejado del universo. Lo verdaderamente importante son sus pies. Aquellos huesuditos llenos de cayos por tanto caminar y bailar.

Los pies, como cualquiera ha de saber, es la parte más fundamental del ser humano. Bueno, tal vez no sea la única, pero si es importante en la medida en la que te ayuda a descubrir distancias que jamás uno pensó haber recorrido. Aparte de ser el soporte del cuerpo, también son excelentes compañeros en las tardes calurosas de Verano sobre todo si uno trata de refrescarse.

Los pies de la nena tienen nombre. Uno se llama Hipo y el otro Campo. Entonces si se pudiera decir algo súper característico de Hipo-Campo es que en realidad siempre están fríos. Sin embargo, eso no significa que no sientan o que no tengan sentido alguno. A veces sucede que estos simpáticos pies son demasiados alocados, y otras veces un tanto histéricos. Son buenos pies... ya que siempre caminan sin importar el agua, o la adversidad, o si ya están cansados. Los pies de ella siempre están dispuestos a sacrificar la comodidad para lucir bonitos. O sacrifican la vanidad para estar comodos.

Lamentablemente el día de hoy Campo se dañó en un brinquito de esos que la nena acostumbra a dar. Y aparte de eso la nena de nuevo volvió a cortarse mal las uñas y el dedito meñiqué lastimó al anular. Campo estaba triste e Hipo trató de consolarlo dandole palmaditas cómo sólo los pies saben. El humor de Hipo empeoró y estaba rojito porque de tantas palmaditas de Campo le provocó una alergia.

¡Qué gran tragedia!

La nena no aguantaba la urticaria así que tuvo que actuar con Hipo-Campo para calmarlos, ya que Campo se había ofendido y en vez de guardar la compostura hizo un gran berrinche de hongos en las uñas. Y la nena habló.

-Pies ingratos, deberían estar agradecidos, sé que no soy la mejor dueña de todas, pero si les puse Hipo-Campo fue en honor a esos bonitos animalitos que no tienen piececitos.

Los pies sintieron tanta pena que se reconciliaron dejando atrás todas sus dolencias, y sino fue atrás, al menos fueron en esos horribles zapatos que la nena por gracia de Neptuno tiró.


viernes, 6 de junio de 2014

Tonight, tonight

-Esta noche, esta noche será. -Dijo él mirándola de manera fija, como cuando se mira algo maravilloso en la lejanía de los rayos estelares, sus expresiones tenían un toque de asombro, dulzura y coquetería.

Ellos no tenían mucho de volverse a encontrar. Y cuándo sucedió, fue el acontecimiento más importante en sus crecientes vidas. No eran extraños, pero tampoco eran confidentes. Eran ellos. No se les puede poner etiqueta alguna, pues en lo distante de sus caminos un día se unieron.

A veces era sólo una cuestión de creer. Ella estaba totalmente descompuesta, cómo un reloj. A veces caminaba, y en otras ocasiones se quedaba estancada en un abismo temporal. Los engranes de su terco corazón avanzaban en sincronía conforme a algo que no va en sintonía, conforme a algo que de vez en cuándo mira a lo sublime pero no lo aborda, avanzaba o se detenía conforme a su dolor.

Él, por su parte, era como una nave espacial, sí, efectivamente como esas que se ven en el cielo. Tan grande, imponente, pero de tan difícil acceso. Y cuándo avanzaba lo hacía en distancias muy largas, pero siempre distante, y a pesar de su imponente y gran presencia sólo los verdaderos expertos en el tema lo lograban ver y estudiar. A veces acercarse, pero abordarlo, jamás. Él no confiaba en nadie más que en las estrellas. Como ella.

Pero la magia surgió en un día lluvioso, esos que en cierta instancia limpian y renuevan momentos, accesorios, calles, lugares, y personas. Por un momento él quizo tomarla de la mano, y con un acto tan simple él le demostraría a aquella chica de cabellos rebeldes, lo que el creer en algo puede lograr, lo que en un momento tan vano y tan escaso de sentido en un instante se puede volver el mejor día del universo. Él con su mano sencillamente le enseñaría a volver a amar.

Y así fue.

Y así es.

-En definivitva, será esta noche. -Reafirmó con entusiasmo denotado por sus claros ojos saltones.

La chica bajó del auto y corrió hacía él. Se detuvo un momento, él estaba a contra luz y sólo se podía ver su espalda, aquella tan fuerte y delgada. Volvió a aproximarse con mayor entusiasmo, él se volteó, se quitó los anteojos para verla de cerca, la tomó por la cintura atrayendola hacia él, sus miradas se perdían en la inmensidad de lo mesurable, se sonrieron mutuamente, ella escondiendo su sonrisa volteando a diestra y siniestra, por lo tanto él la tomó por la barbilla mostrándo aquella tan pura y magnifica sonrisa de niño sorprendido.

Ella era fantasía desterrada del mar y él era maravilla dispersa del universo, porque llanamente esta noche es.



miércoles, 21 de mayo de 2014

La clave del universo

Te acuerdas cuando me miraste por primera vez, yo intento recordar ese momento, he tratado de recordar el olor de ese día, tal vez a mora azul, yo que sé, pasó hace tanto. Te acuerdas de mis tonterías, vamos sé que lo haces y apuesto que aún te da gracia.

Sin embargo, de lo que siempre quiero que te acuerdes es de la clave del universo. Es algo tan simple de nombrar pero tan complejo de realizar.

Todos en cierto momento de la vida hemos pasado por situaciones de las cuales no nos enorgullece hablar o simplemente asimilarlo. Sin embargo, se vive con aquello. Es como aquella enfermedad que adquieres de por vida, una especie de gastritis o colitis la cual sólo controlas con buena alimentación. Pero, no quiero decir que el rencor sea una patología, es más bien una condición la cual nos vuelve vulnerables a más situaciones desastrosas porque el orgullo está latente como si fuese un día lluvioso que a cuenta gotas va mojando todo el lugar.

Y es que ahí es donde esta clave empieza a tomar forma, al final de cuentas, algo se aprende de esas situaciones desafortunadas. No somos entes que olvidamos con facilidad, y si lo hacemos, es por crueldad, y por temor al dolor.

Yo nunca te olvidaré.

Jamás.

Porque la clave del universo es el amor.

Y en el amor habita todo aquello que es desmesurable ante una fuerte atracción de perdones y gratitudes, es decir, el amor tiene la capacidad de mejorar, de volver a reinventar sentimientos que se creían perdidos, es capaz de todo, porque se encuentra en la nada.

La clave para ser feliz, para tener un sueño, para seguir ante esta tortuosa colina de la vida, es el amor. Sin amor, sin aquel sentimiento que nos hace sentir ridículamente locos de un éxtasis englobado como felicidad, se viviría en una especie de estado zombi. El cual no es factible en una sociedad como esta. Porque existe un colectivo, el cual también necesita de algo... y ese algo está en el amor.

El amor hace que lo imposible, lo ficticio, y lo maravilloso sea palpable en la comisura de tus labios.

lunes, 19 de mayo de 2014

Instrucciones para volverse eterno

Una sonrisa,
una mirada llena de amor.
Mis manos suaves,
tus pies juguetones.
El hambre de nosotros.
La sorpresa del calor.
Maravilla, nostalgia, emoción,
zapatos regados en el piso,
el semi amargo olor de un jabón,
el agua en tu piel.
Tú.
Yo.
Y el anhelo de ser eternos.

sábado, 3 de mayo de 2014

Siete meses

El día de hoy, y dejenme contarles que tiene dieciseis minutos que empezó, quiero mandar todo al carajo. Estoy sumamente molesta con las personas a las cuales llego a mostrarles algún tipo de afecto, y no, no me molesta que no me den algo a cambio. Lo que realmente es encabronante es que siga esperando algo, yo sé que no debo esperar nada a cambio de nadie, porque incluso es cómo una ley natural. Sólo que como siempre las leyes o reglas se rompen.

Hay bastante tensión en el ambiente, y no es algo a lo que uno puede escapar, pues simplemente aquél ambiente aspero, sucio y gris te persigue a lo largo de la nube del mal humor. Ya sé que no tienes tiempo para mí, ya sé que te interesa otra persona, ya sé que ellos tienen muchas mejores ideas, y que por Y o X razón no tienes ánimos de prestar un poco de tú en mí.

Lo sé.

Y no lo desconozco.

Sin embargo, y es que siempre trato de encontras una apelación, también tengo sentimientos y también tengo ganas de fumar, y de bailar y de salir a cantar o a correr, ten en cuenta que si tanto insisito en platicar contigo no es porque simplemente no tenga otra actividad por hacer, es que es tan simple y sencillo el hecho de querer hacer algo contigo. Y sí, esto va dirigido a toda la bola de ojetes que se hacen del rogar para estar aunque sea cinco minutos conmigo.

¿Y dirán, por qué chingallos te menosprecias, por qué buscas migajas de esa gente? 

Y yo, cómo buena idiota responderé, porque sé que estar contigo vale la pena. Vale el esfuerzo, e incluso el esperarlos. Porque cuando estan conmigo, bola de apestosos, mi mundo se vuelve más libiano y mucho más accesible, algo así como una zona de confort en la cual no importa lo que suceda, todo se resolvera si seguimos sonriendo para poder avanzar.

Hablo de ustedes mis tres bellos amantes. 

Y no necesito nombrarlos, pues no tiene caso, no tiene ni siquiera la validez de algo...

Tan sólo, tan sólo quiero que me den uno de sus días para que los vuelva a enamorar, para que vuelvan a oler el aroma de tabaco que siempre cargo conmigo, que me vean hacer burbujas porque creo en la pureza, que les vuelva a leer para que así no se olviden de la fantasía del momento... y que no se olviden de la dulzura del beso marchitado de un adiós.


jueves, 17 de abril de 2014

Bajos retiros

¿Alguna vez haz sentido el sonido de la música golpeando tus oidos? Si es así, bienvenido seas a mi mágico mundo. El sonido que más amo, el recóndito sonido que más me gusta escuchar es el de algo grave. Sin embargo, también hay sonidos que odio, que mi oido odia profundamente. Y ese es el sonido de la ignorancia. No es un sonido bello y sonoro como los golpeteos de las cuerdas de un bajo. Es más bien como un inmenso ruido el cual te carcome las entreñas del corazón que se unen a aquel maravilloso instrumento que usamos para escuchar.

Y no es que la presencia de Dios nos hable a partir de un falso mesias, no, no es nada de eso, yo creo que es a través de los sonidos graves, del pum pam tun tun pam tun (¿me entiendes?). No todas las personas perciben aquel sonido, eso es lo que me agrada... sólo un oido entrenado o más o menos amaestrado es capaz de notarlo en una canción... y es lo que le da el sabor, el ritmo y la emoción.

Así como la necesidad o la creencia en algún ser poderoso o mágico. Yo no cuestiono eso, pero si cuestiono mucho cuando alguien toca mal. O cuando alguien habla por hablar, tratando de convencer o de alienar a alguien a algo (cómo yo, en este instante). Sin embargo nadie les enseñó a esas personas como hablar acerca de los misterios del universo, así como nadie les enseñó a tocar con el corazón.

Estoy tan decepcionada de aquellas personas que no saben valorar el bello sonido de un bajo, un chelo, un contrabajo y aquellos instrumentos de cuatro cuerdas gruesas (a veces son más). No es que le quite el mérito a los demás instrumentos, para nada. Pero es que a veces uno se enfrasca, se queda casado con una idea... y no importa si los argumentos, o si las armonias, o arpegios de alguien más, son validos, uno por sus pantalones no acepta; aceptar ja, ni siquiera llega a entender o escuchar.

Es como si se guardara un secreto, pero tan sólo era la representación del padre celestial. Oh vamos, no era tan malo. Yo sólo quería huir de ahí. En ese lugar no había sonidos graves, había sonidos agudos, agudísimos tanto que sentía que mi corazón iba a estallar de dolor, y me regalaron otro, me lo impusieron a base de chantajes y discursos baratos, cómo cuando un bajista no se escucha porque en realidad es muy malo, no hay alma en esa canción. No había amor.

Tal vez y le doy muchas vueltas a un asunto, pero trato de explicar, que no todo lo que parece bueno es bueno. No importa cuantos perdones se pidan, cuantos sacrificios se hagan, cuantas horas uno se quede como loco practicando, intentando hacer hammers, slaps o tappings, no importa cuantos pecados reconozcas o cuanto amor le entregues a una madre, al vecino, a tu hermano, al vago de la ciudad. Nada de eso importa... sino se hace de corazón, sino se hace desde dentro, con convicción y deseo. Y no con amenazas o muestras falsas de afecto y aceptación.

Yo no necesito espectáculos baratos, ni de canturreos vacíos. No necesito jugar como niña, porque en mis adentros aún lo soy. No necesito de falsa simpatía, o de críticas disfrazadas de juicios. ¡No! Lo que yo necesito es aquel bálsamo que cura mis heridas, es el sonido grave, lastimero, profundo, provocador, potente, parsimonioso, fuerte de un bajo.

Quisiera ser más precisa con mis palabras, sin embargo, aún estoy aprendiendo de todo esto. No puedo estar encerrada en una idea, mas esta idea es la que más me agrada. Es por eso que huí de ese paraíso en llamas, porque necesitaba un poco más de esas dosis que me da tu sonido.

Por cierto, se dieron cuenta de que ruido, odio, oído y Dios comparten letras.

Ellos ni tolerancia quisieron compartir.


viernes, 4 de abril de 2014

¿De qué sirve?

Amanda se preguntaba a recientes fechas de qué sirve ser alguien bueno. Amanda rodaba por su cama pregúntandose eso cada noche calurosa de primavera. Lo hacía porque no encontraba manera alguna para dormir tranquila. En sueños la perseguían aquellas malditas caras, mil, para ser exactos, en las cuales se transfiguraban sus más oscuros temores.

¿De qué sirve ser alguien bueno? Se lo seguía preguntando, una y otra vez, como una especie de mantra, el cual le funcionaría para sentir estabilidad en ese caminito empedrado llamado vida. Vamos, dame alguna respuesta consciente, vamos Amanda. -Se repetía con cansancio.

¿De qué sirve, en serio, de qué sirve? Amanda no le encontraba ya algún fin. Siempre los buenos son los que más sufren, o son los que más decepciones se llevan, sin embargo, su nivel de optimismo es mayor al de una persona atrapada por la realidad... ella quería ser atrapada por la realidad. Y puede que ya lo estaba logrando, el primer paso fue pensar en la utilidad de la bondad.

Pero, Amanda estaba olvidando el méollo más importante de una historia. La historia misma, así que se levantó del suelo frío en el cual estaba mirando el techo mientras pensaba en esta temática.

La historia de Amanda comienza como cualquier otra, en algún lugar. Ese lugar, era su lugar, en dónde se sentía protegida y dónde nada ni nadie la alteraría. Pero como siempre, como todo, como en cualquier caso, y en cualquier situación, se equivocó. Llegaron ellos, la causa de todos sus embrollos emocionales. No eran sus padres, amigos o familiares... eran algo así cómo sus "acompañantes". Tal vez lo único en común con esos seres es el hecho de que son humanos. Eso y, no más.

-Mira, mira. Oh, Amanda, querida, que gusto verte. -Mintió acompañante uno cuando la vio. Hizo una mueca retorcida fingiendo ser una sonrisa.

-Hola. -Articuló con voz modulada tratando de sonar amigable. Se hizo a un lado dejando lugar para los demás. En realidad eran acompañantes y no compañeros o camaradas... pues sólo de vez en cuando le hacían compañía (una no muy confortable, por cierto) al ir en el mismo salón de clases.

Amanda prefería la soledad, prefería estar tranquila viendo como los árboles cambian gracilmente de estación... amaba esa armonia, amaba todo lo referente a lo sublime, a lo mágico, a lo exótico, a lo único...

-No, no te preocupes, creo que este lugar no está tan chido, es muy tranquilo, y ya sabes que amamos las fiestas o la música buena. Y aquí puro en inglés, no entiendo nada. Aich, qué fastidio. -Acompañante dos sacó las garras ante la falta de cultura o la falta de tolerancia o la falta de buen gusto o la falta de alguna neurona porque en realidad ese lugar era maravilloso...

Es el lugar que siempre soñaste, Amanda. Y lo encontraste. Con olor a humedad, lleno de muebles viejos, rock clásico en inglés, carteles de miles de cosas, estantes con libros viejos y gastados (porque seguramente se disfrutaron mucho), y un bello terrario lleno de plantas sin podar, sin figura, mostrandose tal cual como son; natural.

Y todo por intentar ser asquerosa buena gente, según tú. Preferiste irte con ellos.

Amanda se apuntó sin que la apuntaran.

¡Lo volviste a hacer!

¿Es qué acaso no eres conforme con tu soledad, es qué acaso no estaba feliz con tu tranquilidad?

Amanda, cabello corto hasta la mitad de la oreja, lacio, caderona, sin cintura, delgada, y con muy poco pecho. Ojos cafés de cansancio. Piel morena, tostada por el sol. Hermoso color. Rostro sincero, facciones nítidas y nariz pequeña. Labios soñados por otras chicas. Amanda, amada por los amantes. Amada por los amorosos, amada por los amateurs en el amor...

Amanda insegura, marchita e intranquila. Lo volvió hacer... se volvió compañera de sus acompañantes. Todo para sentir la calidez de la amistad, la calidez del cortejo, la calidez de la aceptación.

¿De que sirve, de qué sirvió? Si terminaron humillándote... te mintieron. Y te dejaron sola, con tu parsimonía hecha trizas.

¿De qué sirve? Carajo, dame alguna razón.

Lloró por toda su habitación, y volvió a contestarse la pregunta del millón, volvió a responder con la misma frase. Porque no le queda de otra, porque es tarde y debe dormir.

Porque ser bueno sirve, al menos, para algo.



martes, 1 de abril de 2014

Puntos de vista (diez de diez)

10.- No creo en ti.

Sé que podría escribir algo más grande o más preciso, pero en realidad... esperé mucho por este día, el día que representaba tal vez algo, pero creo que en este mismo día de hace un año, de hace dos y de hace tres... para ti da lo mismo.

¿Y qué crees?

Para mí, también.

Sólo te pido como último consuelo, favor, ruego... (ya que soy una dramática que necesita atención).

DEJA DE ESTAR CHINGANDO MI VIDA.

Ahora sí, vas a chingar mucho a tú reputísima vida...

Ya que al fin, al fin estás fuera de mí... y de lo que yo pueda llegar a sentir.

Merci, merci.

Por último, disculpen queridos lectores, si esperaban algo mejor de esta pseudo escritora... sin embargo, no podía avanzar sin dejar esto... ya era tiempo, y ya es hora. Es tiempo de mí... para ustedes... y para el que guste compartirlo.

(Gracias por leerme)

domingo, 23 de febrero de 2014

Puntos de vista (nueve de diez)

9.- No creo ni en el destino, ni en las casualidades, ni en ti. Y no, no es necesario poner tu nórdico nombre. De hecho empecé a ignorar muchas circunstancias que me hacían pensar en que el conocerte no fue una mera casualidad. No sirve de nada huir, o intentar sustituir. Qué bobos son aquellos que piensan que lo hago, qué bobo eres tú.

Estoy harta, cansada, y tal vez más que eso, estoy profundamente confundida, no sé que sentir, o que pensar. No sé porque lloré ese día, sé porque aún me incómodan los Platters... sin embargo, ¿eso qué más da? ¿qué más importa? Si a ti te importa un cacahuate, a mi debería importarme una semilla.

No creo en ti, no creo en lo que pregonas, no creo en lo que sucede en este momento. Da igual si viajo, si hablo, si canto, si río, si bailo o si patino. Tú no sabes nada de mí, y yo, mucho menos de ti. Ya no quiero conocerte, ya no quiero saber que es lo que tu corazón siente, de hecho ya no quiero saber nada de ti. El amor que tanto presumo tenerte no tiene ánimos para seguir alimentándose de dulces mentiras, y falsos besos.

Ese amor quiere quedarse intacto y puro. Jamás alguien te reemplazará o se sentirá usurpado. No serás aquel tinte verde que hace que el cabello se vea horrible, ni aquél labial rojo mal puesto en los labios. No serás nada de eso, serás lo que eres. Lo que mi corazón deseó que fueras.

Pronto dejaré de escribir cosas acerca de esta tonta etapa de tú existencia y mí existencia. Pero eso no significa que este mundo se quede sin nuestra existencia.

No creo en ti, porque ahora creo en mí.

sábado, 11 de enero de 2014

Puntos de vista (ocho de diez)

8.-No creo en los desapegos. El ocho era nuestro número, según tus paranoias. El día de hoy voy a decir que lo más importante que me pudo haber sucedido en un 26 de mayo, y dos más seis son ocho, fue haber conocido al quien fue mi más fiel compañero, tú, mi querido pez, Aquaman.

El día de hoy, mi hermano me dijo "Betsie, tienes que ver la pecera" y yo le conteste con un "no me molestes". Sabía a lo que se refería, sabía que Aquaman ya había muerto. A veces es mejor mostrarse molesto o enojado respecto a situaciones que no entendemos, es como una falsa armadura la cual nos proteje, es por eso que mi subconsciente sueña con mentarte la madre.

Yo trabajé el desapego una noche en la que soñé con que Aquaman moría, me dolió tanto que lloré. Y desde ese día comencé como alejarme más de mi pez, tal vez obré mal, ya que en sus últimos días, y sí, sabía que estaba en la recta final. Ya no le ponía mucha atención... pero una parte de mi corazón dolía por el hecho de saber que moriría y que hiciera lo que hiciera no podría salvarlo.

No soy de esas personas que se abstiene a comer carne porque cree en el sufrimiento de los animales, sin embargo, el día de hoy no quise comer atún. En verdad, sentí la perdida de mi querido pez, mi único amigo de origen animal, aunque no es como un perro o como un gato con el que puedes "jugar o sacar a pasear". A mí eso no me importaba, cuando me sentía triste creía en que cuando le cambiaba el agua a Aquaman todo se renovaría y como por arte de magia, aquel pequeño pececito beta nadaba felizmente persiguiendo mi intrepido dedo. Había días en donde le cantaba, o donde le contaba como me sentía... era un pez muy atento y listo. Al menos eso me parecía.

Creo que el también emprendió el desapego conmigo. Cuando le daba de comer ya no se emocionaba, cuando intentaba jugar con él ya no quería, e incluso cuando le cambiaba el agua se iba hasta el fondo, como cuando me deprimo.

Aquaman era la analogía respecto a mi estado de animo, es por eso que era tan especial, es especial, es el mejor pez de todos. Porque era mío, y no cualquiera puede ser participe en mi vida. No, no. Aquaman te enterré junto a Tacuba para que no te sientas solo. No lloré, porque prometí que no lo haría en buen rato, y es que a pesar de mi tristeza la vida tiene que seguir, no me puedo detener, y tu me enseñaste eso con tu muerte...

No creo en los desapegos, porque de todas formas se siente. Intenté hacerlo también contigo, y no me funcionó, me enamoré más de ti, y murió, como murió Aquaman. Sólo que el quedó en mis terrenos, en mis dominios, y en mis recuerdos...

Gracias Aquaman, por estar en mis crisis, por aguantarme como dueña, por ser fiel a mis sonrisas... por soportar mi escandalosa vida... moriste con honor, moriste con valor, y moriste con amor...