lunes, 15 de octubre de 2018

No más. No más de ti.
El problema era la esperanza.
El creer que en algún momento volverías a mi vida.
Pensar que te disculparías o que en el fondo, no querías que te dejara de querer.
Porque a pesar de ser un deseo egoísta, así soy. Me acostumbro a querer ciegamente.
Pero no,
nada de eso.
La respuesta es que no hay respuesta.
Y no importa lo que haga.
Lo que piense o lo que diga.
A ti no te interesa lo más mínimo mi vida.
Qué triste, sí.
Pero, al diablo con eso.
Honestamente, te vas a perder de una grandiosa persona,
y no lo digo porque no me quieras.
Es que ni siquiera un hola, qué tal te va, te voy a dar el café que te traje.
No. Nada de eso.
Es como si no existiera.
Y está bien.
No vas a volver,
sé feliz, obtuviste lo que querías,
jamás fui tu problema.
Adiós.