viernes, 7 de diciembre de 2012

She's

Su sonrisa es bonita, al igual que los pómulos que se le hacen, sus ojos son profundos, de un café avellana, su piel es tocada por el sol, es suave y sin ninguna imperfección, su nariz, ¡por Dios!, su nariz es la más perfecta que he visto, incluso más que de la Venus. Puede que esté ciega, y que necesite sus lentes,  incluso también que no sea la chica con el cuerpo perfecto, sin embargo, sabe mover muy bien sus caderas. Querido, tan sólo trato de entender porque la quieres tanto como para no dejarla ir.

Y puedo decirte qué, incluso me cae bien, que aunque tenga más altura y más color que yo, eso no significa que yo tampoco pueda ser linda al igual que ella, es más, la invité a tomar el té, platiqué con ella fingiendo necesitar de sus servicios para las invitaciones de adivina qué: nuestra boda.

Pero claro que eso a ti ni te importa, ni te concierne, ay querido, ¿y así quieres casarte conmigo? Anda, vete con ella, ella es todo lo que tu buscas, es más cuando estamos en nuestra intimidad te quejas de lo pálida que es mi piel, o del tamaño de mis pechos rosados, ah y de mi cabello hecho un desastre, cuando el de ella es liso y negro.

Apuesto vida mía, que lo que más te cautivó fue su voz, su tierna y aterciopelada voz, la cual es tan dulce como el canto de un canario por las cálidas mañanas de abril.

Ojalá te vaya bien, ojalá y ella sea todo lo que buscabas, ella es más que tu prometida, y yo, tan sólo soy la finta que tus padres conocen, la chica simpática con la cual tendrás niños hermosos... pero, ¿para qué? Anda vete con ella, lárgate, tendrás no niños hermosos, tendrás angelitos y querubines.

Tan sólo me queda decirte que sé porque la amas, y es que simplemente, ella es.

lunes, 3 de diciembre de 2012

With out you


En sus ojos, azules profundos, veía la soledad ante sí. No sabía por qué, ni qué, ni cuándo, simplemente sin más ni menos decidió que lo mejor sería irse. Y es que los años que vivió con él fueron felices, tiernos y placenteros, sin embargo aquellos ojos, los del maldito iris azul, buscaban un sueño más grande. Algo mucho más con lo que cree que será más feliz.

Hasta morir, ella cantó, hasta que se hartó, hasta quedarse sin voz…

domingo, 2 de diciembre de 2012

Eri-kafé

Erika estaba sentada en la gran habitación llena de familiares que desconocía, escuchaba el típico "Dios te salve María". No estaba allí de gratis, como se dice, sino estaba ahí por ordenes de su madre. Ella intentaba memorizar cuántas veces se rezaba la misma oración. Sin embargo se perdia y se daba cuenta de que siempre llegaban a "en el nombre del padre, del hijo y del espíritu Santo, Amén.". Se persignaba automáticamente, realmente no le encontraba el sentido, así que decidió salir de aquel ambiente tan pesado.

Dentro de la penumbra nocturna había cierta calidez que en el sitio donde "levantaban la cruz" no existía, se podía ver un pedacito de la ciudad, como si supiera aquella escualida chica que tiene algo en común con los demás habitantes de este lugar.

-Erika, entra. -Susurró su madre con una mirada amenazadora. Erika miró hacia arriba como extrañando la paz imprecisa del cielo estrellado. Pasó a besar una cruz, a besar a la tía Tere, a la cual tal vez conoció, sin embargo ni de su cara se acordó.

Vio como todos sus familiares pasaban a besar algo inherte, algo que ni siquiera piensa, o siente, un hermoso pedazo de madera tallado y barnizado por algún humilde carpintero.

Los llantos de sus tías eran inundadores, y ensordecían los extravagantes pensamientos de la morena Erika, vio a su pequeña sobrina aquella la cual ni siquiera toma en consideración para alguna fiesta familiar, la miró con odio, con repudio, y su sobrina le devolvió la mirada con una sonrisa.

-¿Es posible que alguna vez la extrañe? -Se preguntó Erika. -No quiero terminar siendo como otra tía Tere, no, es feo, ni siquiera sé quienes son sus hijos, o hija de quien, y la única persona que conozco aquí fuera de mi madre, es ella, mi pinche sobrina, la cual me cae mal por haberme dicho alzada. -Siguió pensando, mientras tanto la "odiosa" sobrina la veía con curiosidad.

-Erika, quería decirte algo. -Dijo la pequeña en edad. -Ummm, sí, dime. -Respondió friamente.

-Pues, sé que me pasé diciendote alzada, sin embargo pienso qué... yo también tengo mis defectos, de hecho soy muy desordenada y quisiera ser un poco más como tú. -Titubeó.

-Ay linda, no te preocupes. Sí soy alzada, lo admito, pero hey... ¿tu te acuerdas de la tía Tere? -Dijo Erika sonriente.

-Honestamente no, papá me obligó a venir.

-Vamos por un café, regresaré luego por mi madre, hay que dejar a los mayores llorar por alguien a quien tal vez llamaron alzado.