viernes, 13 de diciembre de 2019

Mariposas y cebras

Es una mierda todo esto. Mientras me recrimino por llorar y de alguna manera explotar, suena de fondo esta canción que no tenía ni la menor idea de su existencia.

De nuevo lloví por nimiedades, porque la casa está botada, los trastes sucios, el suelo sin lucir limpio, la plaga de cucarachas que por más que voy matando siempre aparecen nuevos especímenes. Son razones totalmente estúpidas. Siempre es el detonante.

¿Por qué no hiciste las cosas si te da perfectamente el tiempo?

A veces creo que vivo con unos primates, con gente que no me conoce y que ni siquiera se molesta en hacerlo. Es muy fácil hacerme llorar. Y hasta parece deporte. Carajo, ¿qué no les basta ver como todos los días peleo para no quitarme la vida? Digo es muy fácil. Sólo tengo apuntar bien hacia bajo.

Ya no quiero vivir así. Me duele. Me voy marchitando. Y no deseo que me lo entiendan, pero si que por un momento callen y me abracen. No sé como continuar, pero lo hago.

No quiero ser como mi madre, ni como mi padre, ni como cualquier ente que sea de mi familia. Porque han lastimado y herido a una escala de gran magnitud. Pero uno es lo que es y es lo que hay.

Soy una persona llena de ansiedades, pánico hacía las aves y de vez en cuando una obsesividad casi religiosa. Hay días en donde me falta el aire y entre bocanadas lo busco desesperada, duele el pecho, la cabeza de vueltas, las piernas me tiemblan. Debería dejar de existir. Siempre me repito eso en conjunto a un qué estás haciendo.

Pero, no todo el panorama es malo. Digo, me lo tengo que repetir. Al menos mis hermanos están sanos. Tengo un padre que me apoya (y al final me echa en cara todo eso) pero me apoya. Y una madre que me ama. CÓMO SI SUS PUTAS PALABRAS ME LLENARAN EL ALMA.

Estoy harta de esto.

Ya no quiero sentir.

Y después del desasosiego llega la soledad.

Las ansias de morderme cada célula y fundirme en el suelo.

Quiero ahorcarme y morir asfixiada porque no soporto el oxígeno que expide esta puta realidad.

Y todo esto deja de tener sentido.

Hay gente mucho peor que yo.

Sólo no funciona algo bien en mi cerebro y no debo permitir que eso me defina como persona.

Qué difícil es ser persona.

Qué hijo de puta es la soledad.

No tener a quién contarle que por las mañanas quieres morir porque perdiste la noción de lo que es correcto y lo mejor para tener una vida respetable.

Quiero dejarlo ir. Y que nada me perturbe. Que todo lo que digo sea un berrinche un arrebato del momento.

 En fin. Mi momento de lucidez ya se fue de nuevo a la mierda.

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