jueves, 26 de diciembre de 2013

Puntos de vista (siete de diez)

No creo en las despedidas tranquilas, en aquellas en donde uno sale con una sonrisa triunfadora sintiéndose HE-MAN por saber decir adiós. No, no creo en esas cosas.

La mayoría de las despedidas son fatalistas, tristes, desgarrantes, destructivas, horribles, mutilantes, perturbadoras y hasta duraderas.

Una vez o muchas veces te dije que odiaba la palabra Adiós. Y es que para mí es una palabra tajante y definitiva. Significa no te volveré a ver, y no me vas a volver a ver. No importa lo que sea de tu vida porque no me importará y viceversa. Sin embargo, no siempre es así. A veces vamos desemantizando las palabras por uso, por comodidad, por el simple hecho de que así se me dio la gana.

Quiero decirte Adiós. Tal vez por eso mis ganas tremendas de superarte. Tu lo lograste al otro día. Y al otro día, yo sentí que no iba superarlo en toda una vida.

No obstante, aunque me cueste trabajo, y sienta una taquicardia terrible en definitiva te superaré. No es amanera de alguna absurda venganza, sino en que así debe de ser. El amor que te di, que te tengo, es para mí. No para nadie más. Ni siquiera tú lo pudiste apreciar. No, señor. Te fuiste con alguna otra sirena de falsos cantos, yo me hubiera quedado muda por ti. Yo me estoy haciendo burbujas por ti...

Las despedidas amargas como la nuestra tan sólo es el indicio de algo sumamente dulce que se hechó a perder. No sé si lo nuestro ya no tenía futuro, para mí lo tenía en el punto en dónde cada quien se apoyaba a crecer como personas de bien. Tú simplemente querías una vida tranquila llena de las comodidades a las cuales estás acostumbrado, y yo quería pertenecer a un mundo verdadero tomada de tu mano.

No fue así, honey.

Te digo Adiós. Te quiero decir Adiós, y sin embargo, hasta eso me lo quedo a mí. Adiós, Adiós querido cielo azul. Adiós, mi vida, mi amor, mi sol.

No quiero volver a verte. Y si lo llegara a hacer (porque así son los extraños caminos de la vida) quisiera verte con esas miradas que aceptan una despedida tranquila. Con cariño, triunfo y paz.

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