domingo, 6 de agosto de 2017

Algo terrorífico con seres deformes de otras dimensiones

Rara vez él dormía por las noches, desafiaba a la oscuridad,
aguardaba a que todo se quedara en silencio para escuchar
feroces voces que le describieran la entrada a un nuevo mundo,
a veces se quedaba bastante quieto, como si de una estatua se tratara
luego de un rato sentía como cada parte de su cuerpo se contracturaba
entonces, era ahí, en ese preciso momento en que de forma extraña sonaba un
xilófono.

Evento bastante anormal para que emergieran las ánimas,
sin embargo, él, estaba bastante acostumbrado a este tipo de
tradiciones, por así darles una definición,
empezaba a tocar una canción alegre y eufórica hasta terminar en algo demencial.

Es decir, se convertía en algo tétrico y nauseabundo que
solamente él lo podía soportar.

Una noche de tantas, él decidió que era hora de pasar al siguiente
nivel, así que no solo tocó la mentada canción, sino le puso letra.

Como si fuera un compositor del demonio,
unió a las palabras en rimas y versos
entonces, se acordó de un detalle interesante,
no lo estaba haciendo bien,
tenía que realizar sextillas
o pagaría las consecuencias por no honrar al amo oscuro.

Para esto tuvo que desempolvar el diccionario
oscuro de la Real Academia de lo Paranormal,
en ese libro se encontraban las palabras más malditas,
más malas, más mortificantes y mortales del universo,
así que la tarea sería fácil.

Mundos nuevos, era su objetivo principal y también
unificar a todos aquellos sirvientes de lo profano;
ya casi todo estaba listo, la canción estaba hecha.

Cantó los versos de manera gutural
hasta que los huesos se le helaron
advirtió que algo raro estaba ocurriendo
funcionaba su ritual y no sólo
apareció un demonio, sino un ser amorfo.

Parecía que el chico invocador y
estupefacto, pronto se echaría a correr así que los seres extraños
rápidamente previeron los actos cobardes
otro estúpido, pensaron.

Estudiaron la situación detenidamente,
separaron el tiempo y el espacio para hacer tal acción.

Por último, después de muchas tazas de café
arrebatadas a mormones pecadores
racionalizaron en que castigo debían
al menos, en su cara, poner.

Todo esto, era tan aburrido y cansado para estos seres malévolos que al regresar el tiempo
inventaron una nueva modalidad de castigo poniéndole una fea cara de pez.


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