martes, 15 de mayo de 2018

Glasses

Hay mucho que quisiera decirte, pero me da miedo. Por eso lo escribo. Puede que lo leas, puede que no, al final me entrego como un ser omnipotente, dando todo el conocimiento con la consigna de una libre elección, el si es una pérdida de tiempo leerme.

Lo escribo y lo dejo aquí porque aún no estoy segura de poder entregar aquello que sé que carezco. Y aún así, el corazón es un músculo tan errático que no le importa nada de eso.

Me gusta verte.

No me había dado cuenta de muchas cosas hasta que comprendí que el no ser nada desemboca en muchas más dudas de cuando estás en algo. Y una de esas, es el verte. Me encanta mirarte.

Me gusta ver cuando cocinas, y subes y bajas, y te mueves en ese pequeño espacio. O cuando caminas, tienes una linda manera de andar. Me gusta ver cuando te pones a leer o cuando miras la televisión. Me gusta ver tu totalidad, cuando estás alegre, o incluso cuando por el refresco te pones a llorar.

Siempre insisto en salir, en pasar el rato libre, y es por eso, porque me gusta mirarte.

Intento no quererte. Intento fingir que sólo la paso bien a tu lado, y que cuando nos enojamos realmente no me duele o no me molesta. Finjo demencia en muchas cosas.

No quiero quererte como ya lo hago porque temo que al admitir que hago tal actividad, tú te alejes, te asustes de todo eso qué sé que no puedo dar. Y está bien, no podría reclamar algo así.

Mi corazón está un poco calcinado. Son como capitas de heridas fabricadas por mi propia estúpidez, no es que no quiera demostrar todo el amor que te mereces.

¿Mi corazón se merece eso?

Ya no lo sé.

Hay días geniales, en dónde creo que de verdad esas gafas dirán que no necesitan conocer a alguien más y que con mi locura te basta, y hay otros en donde comprendo que soy yo la que le da sentido a algo que jamás lo ha tenido y que no debe tenerlo.

¿Tendrás idea de que te quiero como para esperar a que te decidas?

Supongo que sí, y por eso lo haces, hasta encontrar algo mejor.

Chale, pinches razonamientos de niña tonta de secundaria.

Ni siquiera tengo un bonito cuerpo, o soy brillante o un empleo, o algo. No tengo nada y cuando pienso en que no tengo nada que ofrecer, medio me calmo y digo, bueno... la pasamos agradable.

Pero a ti te he contado que lío es mi vida. ¿Por qué me sigues hablando? ¿Por qué de la nada me besas y me haces sentir querida y vulnerable?

¿Por qué? ¿Por qué cedes, sueltas y vuelves a tensar?

¿No ves que duele?

Y jamás dices lo que sientes. a menos que se algo que te incomode. Y sí, casi siempre es algún defecto mío.

Ya no estoy segura sobre qué escribir, sobre ti o sobre que me duele el hecho de entender que me enamoré de ti.

Por eso mejor lo escribo, las ideas vienen y van, puedes releer y no perder tanto el hilo de lo que uno dice. Sin embargo, cuando lo dices, cuando las palabras salen de nuestras bocas, el daño podría ser irreparable. Además es la forma en como yo tengo un registro de mi vida.

Lo más seguro es que esto se quede en un continuará...



No hay comentarios:

Publicar un comentario