miércoles, 23 de mayo de 2018

Twenty five

Pues bueno, estoy a unos cuantos minutos de que acabe el día. No tengo idea si esto se registrará el 23 o el 24 y la verdad es que sí me importa mucho. Les contaré algo, el 24 cumplo 25. Hahahaha. Y bien, también se cumple un año de dejar abandonada mi tesis y ahora estoy en el lugar donde la dejé. En una biblioteca 24 horas.

Amé tener 24, como cuando tuve 17, tal vez, tuve una especie de regresión a la adolescencia. Crecí muy rápido, dándome cuenta de que eso no me gustó. Quise recuperar todo aquello que creí perdido y olvidado. Pero no es cierto, jamás volverá lo que jamás se obtuvo.

Últimamente hago muchas regresiones, le escribo al recuerdo, a lo que ya pasó y ahí se quedará. Siento que siempre vamos viviendo en contra del reloj, es incierto saber lo que en un minuto pasará, y el instante dura un instante, el pasado... sólo eso tenemos. Y sí, puede ser que por ello me refugio mucho en lo que ya dije.

Estoy orgullosa de no haberme matado la semana pasada, o hace dos meses que fue cuando comenzó el cuadro depresivo, pero eso a ustedes les importa un carajo. Es difícil lidiar con uno mismo, sobre todo cuando no se acepta del todo, cuando ves muchos más defectos que virtudes, somos terroristas emocionales. Al menos yo sí lo soy conmigo.

No sé si lo hago para mantenerme en una constante reafirmación de lo humana que soy, o si ya me acostumbré a la tristeza, al cariño retorcido que uno encuentra trás el consuelo de alguien.

-Necesito un cigarrillo, vengo-

-No sólo fue un cigarrillo, también un cambio de lugar, para volver a lugar donde ya estaba-

Y es que así, así voy por la vida, dando y dando y volviendo a dar, vueltas. Soy un bucle, queridos amigos. Un maldito bucle que se la pasa corriendo a contrarreloj.

Siempre ando corriendo, antes llegaba a todos lados a tiempo, y ahora es súper raro que llegue con puntualidad. ¿Qué me pasó? ¿A dónde se fue mi magia? ¿La perdí por desperdiciarla con gente que no vale la pena? ¿Acaso tenía magia?

Éstas y mil preguntas más, abundan en mi cabeza de algodón hasta altas horas de la noche dejándome con el ojo pelón. Y sí, tengo esa pinche manía de hacer rimas y versos sin esfuerzo. ¡ARGH!

¡Ya, basta! Me he cansado cincuenta veces de mí. (Y sí léase con doble sentido el -sin cuenta-) Necesito, realmente necesito cambiar de perspectiva, ser alguien más objetiva e ir por lo que quiero. No es tan pinche complicado ¿O sí?

Me extraño mucho, y estoy segura que si vuelvo a leer lo que escribí de esa época de cuando me extraño, me daré de cuenta de que anhelaba un cambio bueno en el futuro.

Sí, soy esa chica que espera que llegue alguien y que la haga revivir, reaccionar y reafirmar su lugar en el mundo. Las respuestas las tengo ya.

Nadie va a llegar.
Nada va a llegar.

Soy yo, siempre fui yo. Soy yo la que debe enfrentarse, mirarse al espejo y abrazarse, verse desnuda y amar lo que ve y no odiarlo como siempre lo hago. Es cansado fingir que ese derroche de belleza me agrada, porque no, no lo hago.

Aceptar apesta.

Porque la mentira nos da una ilusión que es atractiva, y que nos ayuda a vivir. El problema, no es eso, no es creer en la mentira, éstas se inventaron para hacer que lo feo se vuelva bello, a tal grado de convencernos que es lo mejor que nos ha pasado. Y bang, bang, bang como balazos de pintura en la cara nos llega la pinche verdad a arruinar todo.

Y ya no quiero seguir mintiendo. No porque no me agrade. Sino porque ya no sé cuantas revelaciones pueda soportar.

Ya se me está haciendo manía esto de desahogarme a través de las letras, siempre me gustó creer en las mentiras que contaba para ir a dormir, era divertido. Es fantástico ser un ente que todo lo sabe y lo que no, es fácil, miente.

Mi corazón está muy distraído.

Así que Luna, de 24 años, fue un gusto conocerte, en menos de cuatro minutos tendrás un cuarto de siglo, ahora te toca reflexionar si de algo te ha servido o si sólo vives por obra y gracia de la reproducción y de un Dios que de vez en cuando te voltea a ver y llora por lo estúpida que eres.

Cumplir 25 no es lo más trágico del mundo, lo que sí, es lamentarse de ello.

Aún tienes que reunir margaritas del mantel, y ser un ángel o un rubí para alguien, que alguien te vea, y ese alguien seas tú.

¡Feliz Cumpleaños!

Te ama mucho, tu otro yo.


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