lunes, 26 de agosto de 2013

Puntos de vista (tres de diez)

3.- Creo en los hoyos de las medias. Desde que tengo memoria, siempre me han gustado las incómodas, pegaditas, traslucidas y ajustables medias. Lamentablemente no soy una chica de muchos cuidados, a pesar de que odio manchar mi ropa; sin embargo, las medias, mallas, leggings, pantis o mallones (cómo les quieran decir) siempre las rompo. De hecho no hay ningunas que hayan quedado perdidamente vivas. Y lo malo es que a veces son costosas. A lo que quiero llegar es que algunas tienen reparación.

Y es entonces, cuando pienso en que las heridas tienen cierto parecido al romperse las medias. Lo cual es gracioso porque se desgarran sin querer. Las medias no tienen sentimientos, y mucho menos, vida propia. De manera contraria a eso, creo que es parecido el fenómeno de cuando una de esas prendas se rasguña, primero, empieza con un minúsculo y casi intachable hoyito, después éste se va esparciendo como el universo por toda la tela, hasta que finalmente llega a un punto dónde o incómoda o verdaderamente daña la pieza.

Así son las heridas, pequeñitas, casi innotables, pero cuando van creciendo por la falta de confianza, o por la falta de valor para decir la verdad, crecen, y crecen a un punto en dónde no son reparables. Por otra parte, también existe el hilo y la aguja.

Milagrosamente existen rasgaduras que por más que se extiendan, claro qué si estás son atendidas a tiempo, se pueden zurcir y quedar como nuevas. Pero realmente, no quedan nuevas, quedan con cicatrices. Que al momento están muy presentes, pero luego, poco a poco van tornándose en parte de ésta. Las cicatrices son el recordatorio inminente de que algo pasó ahí, pero su objetivo no es guardar rencor, sino recordar que se perdonó.

En este momento quisiera encontrar el delgado fino hilo que nos unía para poder coser aquellas heridas que aún llevo en mis piernas, si en aquellas medias. Y es que, a pesar de que podría reparar eso con mis propias manos, al paso que este proceso va, lo más seguro es que terminaré por desecharlas.


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