Querido señor lector:
¿Debería llamarle querido? ¿Debería nombrarle lector?
Dígame qué debería hacer. Deme algún indicio para poder jalar poco a poco un hilo y sacar algo de usted. Pero ya sé la respuesta.
He dejado pasar un tiempo para entender todo aquello que sucedió, aún no sé si pueda dedicarle más palabras, más y más de mí.
Hoy me permití abrir de nuevo ese baúl de sobrecargo y sumo desdén hacía la vida. Estaba usted, estabas mirándome con aquellos ojos devoradores de letras. Lo asusté, lo ahuyenté, lo hice a un lado intentando unir su existencia a la mía.
Siempre sucede.
Ahora sé que soy como Clark Kent, soy alguien que va rápido, algo que se expresa a la velocidad de la luz sin dar preámbulos que determinen o definan las situaciones. Es por eso que a Superman lo contrataron en el Daily Planet, por ser un mecanógrafo veloz. Y es por eso que sé tu respuesta, por la misma razón que esto no funciona, que esto jamás será... por mi velocidad, por no dar espacios y dejar que todo se acomode a un ritmo que no estoy acostumbrado a escribir...
y el que no haya respuesta, también, es la respuesta.
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