sábado, 27 de febrero de 2010

Green Eyes.

Lara estaba sentada en las escaleras junto a su salón, estaba mirando al cielo, fumaba un cigarro, y justo en el momento de darle la ultima fumada bajó su mirada y salieron unas risas acompañadas por un llanto. Así que tiró su cigarro, se paró y empezó a caminar. Su mente seguía confusa, ya que el recordar a "su chico", que ya no era más suyo. El cariño que tenía por él era grande, inmenso. Sus amigas decían que lo amaba, pero ella jamás creyó en esas "malas lenguas" ya que amar significa más, y ella jamás ha sentido algo así.

Recordó la vez en que se vieron en una de sus citas espontáneas, ella como de costumbre había llegado temprano al lugar indicado, estaba nerviosa, tenía las manos heladas, y en sus ojos se reflejaba la gran emoción que tenía al imaginarse junto a él, ella tan pequeña e infantil, y él tan grande y adulto. Sonrió y se sonrojo, ya que la idea le desprendia una dosis de felicidad que sólo ella podría entender. En ese momento Mauro se veía a lo lejos que estaba con una motita de luz, por lo que Lara intuyó que estaba fumando.

Él antes de llegar con Lara, tiró el cigarro como quien tira algo incomodo, así que ella lo miró a sus bellos ojos verdes, que era algo que la volvía completamente loca.

-Hola. -Dijo como si al articular esa palabra volviera a respirar.

-¿Qué paso? -El respondió.

-Nada. -Siempre se preguntó, porque siempre le preguntaba que paso.

-¿Estás bien? -Dijo él quitandole el gorro de la chamarra a Lara.

-Sí, ¿y tú? -Se sonrojó.

-Igual. -Sonrió al ver la expresión tan infantil pero tierna.

Entonces los recuerdos deLara fueron desaparenciendo ya que una pelota le había golpeado la cabeza. -Demonios, tan idiota soy- se dijo así misma. Así que terminó alejandose de ese lugar, se salió de la escuela y caminó por muchos lados, hasta que sin darse cuenta, llegó enfrente de la casa de él... y él estaba con otra chica. Una más linda que ella, con una sonrisa tan dulce que Lara sintió envidia. Y lo más importante con esos ojos verdes, que eran suyos. O al menos eso creía.

Así que huyó, cuando Mauro se dio cuenta de su presencia, entonces él quiso detenerla pero era muy tarde Lara, se las había ingeniado para esconderse, para llorar amargamente. Sí ese día no había sido el suyo, ni como él. Ya no más.

1 comentario:

  1. Fumadores por todos lados... creo que tienes un trauma hermanita pero bueno jejejeje asi es tu estilo...

    Ay yo tengo los ojos verdes pero no he conocido a la chica del cuento y si la conociera no la dejaria ir...

    En fin... que cosas...

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