sábado, 20 de febrero de 2010

Naranjos.

El cielo de hoy fue una cosa muy espectacular. Camila estaba tirada en las faldas de una montaña, mirando los juegos de sombras, luces y colores que teñían el cielo. No había nadie más, sólo ella y el cielo. Entonces hipnotizada se quedó profundamente dormida.

Soñó que estaba con ese chico que tanto quería, que estaba junto a ella acostado, tomandole la mano. Viendo el mismo cielo. Despertó.

Camila se dió cuento de que era una fantasia, en primera porque su chico estaba en otra ciudad, en segunda porque no había avisado a nadie en donde estaba, y en tercera ese chico no sabía de la existencia de ella.

Pero aún así, Camila no se desanimó. Se levantó del pasto y empezó a correr como loca, bailando de felicidad, porque ella había soñado a su querer. Cuando de la nada se pegó con algo. La cruda realidad. Era un árbol de naranjos.

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