martes, 5 de enero de 2010

Bastón.

Estaba Eduardo estudiando un día para su difícil examen de cálculo, estaba él sentado en su escritorio, tenía la radio prendida y pasaban una meláncolica canción, la cual a lo que lo único que le puso atención fue a esta frase "solo quiero verte sonreír, solo quiero verte y ser feliz".

"Qué cosa tan más obsoleta y patética" él pensó. Así que después de que se terminara la canción apagó el radio, y siguió estudiando. Al otro día él estaba un poco ansioso por culpa de su examen, el temor de pasarlo y de tener una buena nota. Este pensamiento lo trajo en casi todo el día hasta que una chica se le acerco y con su dedo índice tocó la frente de Eduardo que estaba fruncida.

-No te arrugues. -Y se fué.

"¿Qué?" es lo que se preguntaba Eduardo, ¿qué demonios acaba de pasar y quién era esa chica? ¿en verdad tengo el seño fruncido? ¿qué me pasa? estas y más preguntas se hacía él.

Paso una semana, y volvió a encontrar a la chica llorando. Así que se le ocurrió delvolverle el "favor" (?). Con sus dedos limpió las lágrimas de aquella chica.

-No te seques. -Dijo Eduardo amablemente.

-¿Quién eres? -Preguntó la chica en sollozos.

-El chico arrugado, me llamo Eduardo. -Respondió.

-¡Ah, eres ese chico! -Dijo animada. -Soy Christina, perdona por lo de ese día, pero es que te veías como enojado con la vida...

-No te preocupes, sólo no llores, es triste ver a una chica así.

-Je, tienes razón, bueno hasta luego. -Y se fue.

Pasaron los meses, Eduardo y Christrina se fueron acercando poco a poco, se hicieron los mejores amigos, y cuando uno veía la expresión con la que se conocieron, hacian todo lo posible para volverla una sonrisa. Y al fin Eduardo había entendido lo que valía la sonrisa de una persona.

-Chris, tengo algo que mostrarte. -Dijo Eduardo por el teléfono.

-¿Qué es? -Dijo emocionada.

-Ven a mi casa en la noche y traete una manta. -Dijo él.

-Bien, allá llegaré. -Colgó y fue a buscar una manta.

Cuando Christina llegó a la casa de Eduardo, la mamá de él la acompañó al jardín en donde estaba Eduardo. En el jardín había una pequeña fogata, una radio y una manta.

-¿Vamos a acampar? -Preguntó Christrina.

-Hmmm, algo así. -Dijo Eduardo mientras prendía la radio. -Genial está esa canción.

-¿Qué? -Dijo Christrina confusa.

-¡Rápido! extiende tu manta, acuestate en ella, escucha la canción y mirá al cielo. -Dijo Eduardo haciendo lo mismo. Christrina lo siguió y miró hacía el cielo mientras escuchaba la parte que decía "sólo quiero verte sonreír".

-Christina, quiero hacerte feliz. -Dijo Eduardo mirando al cielo. -Mira -alzó su dedo y le mostro un grupo de estrellas. -¿Dime qué parece?

-Cómo un bastón. -Dijo ella.

-Qué bien que lo hayas visto, porque eso eres para mí, un bastón en el que me puedo apoyar para ser feliz. -Dijo él mirandola.

-Vaya pensé que jamás me lo dirías. -Rió Christina y lo besó.

Fin.

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